viernes, 11 de diciembre de 2015

VEINTIUNO

*CAPITULO FUERTE, NO ME HAGO CARGO SI SE DEPRIMEN LUEGO DE LEERLO. GRACIAS*

Bajò de su moto tipo Cross de color rosado. Sus tacos rojos repiqueteaban sobre el camino de piedras y al llegar a un enorme portòn la puerta se abriò, dejando a la vista a Lucas y Santino. El primero le diò la mano para que la joven suba los escalones sin ningùn tipo de drama, mientras que Santino tomaba las llaves de su vehìculo de dos ruedas y lo subìa hasta adentro.
La joven saludò con un fugaz beso en los labios al lìder de la banda (Lucas), mientras se acomodaba en el sofà.
-¿Y el resto? -preguntò, cruzando sus piernas mientras encendìa un cigarrillo.
-Estàn llegando, aquì sòlo estàbamos Santi y yo -le aclarò Lucas.
-Okey entonces, ¿Ya tienen un plan o...?
-Obviamente -la interrumpiò Santino-, cuando llegue el señor Marcos vamos a hablar de ello. Ni bien terminamos de concretar el plan, vamos a llevarlo a cabo y luego nos daremos a la fuga.
-¿Piensan matarla?
-¿Què? -Lucas riò- No, mi amor. Pero vamos a hacer como que sì lo esta.
Poco a poco. El resto de los integrantes iban llegando; Primero los mellizos Justin y Franco, luego Matias y por ùltimo Lautaro.
-¿Y este? -preguntò la jòven señalando al ùltimo que entrò- Nunca te habìa visto en mi vida, gordi.
-Èl es Lautaro, es nuevo -aclarò Justin-. Lauti, ella es Candela Vetrano, la persona màs cercana a Mariana desde que entrò en el Rockland of Literature. Ella la conoce de arriba a abajo.
-Mucho gusto -Cande sonriò malevolamente, sorbiò un poco màs de su cigarrillo y luego lo arrojò al suelo, apagàndolo con el taco de su zapato-. Ademàs de todo eso, tambièn soy la novia del lìder. -Lucas sonriò.
-El gusto es mìo, gatita. -riò Lautaro.
-Ya basta de presentaciones ridìculas -interrumpiò Marcos.
-¿Por donde entrò, Señor? Lo estaba esperando en la puerta del frente -comentò Lucas.
-Tambien tenemos puerta de atràs, joven Lucas. En fin.. -diò media vuelta y se encontrò con Candela- ¡Chiquita, que gusto verte por aquì!
-Buenas noches, señor Carlos. Vine a traer informaciòn.
-Te escuchamos.
Y asì, Candela comenzò a contar todo lo que habìa escuchado desde que llegò hasta que se fue; El viaje de Gimena y Elìas la semana entrante, los nuevos amigos de Mariana, su horarios de entrada y salida de casa, sus pasatiempos y luegares donde suele ir diariamente. El resto tomaba nota de la informaciòn que ella iba diciendo, mientras Marcos sonreìa victoriosamente.
Luego de un rato, el plan estaba 100% completo, fecha y lugar. Luego de concretarlo, cada uno tenìa un lugar especìfico para no volver a ser encontrados, y Marcos iba a tener en manos a su hija. Tomaron una cerveza y cerca de las cinco de la mañana cada uno partiò a su respectivo hogar.

Marcos bajò de su auto negro y poralizado y entrò a su hogar. Obviamente, todo estaba oscuro. Elìas no estaba, ya que se habìa ido a una fiesta a unos cincuenta kilòmetros de la ciudad, junto a sus amigos Nicolas y Agustìn. Gimena estaba en su habitaciòn, durmiendo. Y Mariana tambien.
Sacò un cuchillo de su bolsillo izquierdo y se acercò a ella.
-Buen dìa, Marianita -dijo, pasando suavemente el objeto punzante por su mejilla.
Ella sòlo se removiò un poco. Pero al sentir el tacto del metal se diò cuenta de lo que estaba pasando.
-No me hagas nada, papà. No te he hecho nada.
-No me digas papà, mierda. Levàntate. -la obligò.
-Està bien, pero no me hagas nada -repitiò.
-Eso lo voy a decidir yo.
Lali se levantò de su cama, temblaba del susto. Siempre le hacìa este tipo de cosas pero jamàs habìa usado un arma.
Marcos colocò su brazo vaciò rodeando su cuello, como queriendo ahorcarla.
-Escuchame bien, pendeja. Quiero que tengas mucho cuidado conmigo, mi tiempo de hacerme el bueno se acabò. Ahora todo volverà a la normalidad.
Las làgrimas en los ojos de Mariana se hacìan notar. Marcos continuò su discurso mientras pasaba el cuchillo lentamente por su delicado y hùmedo rostro.
-Volveràn los golpes y las noches en el sòtano, los insultos y las patadas. Mi vida y la tuya van a volver a ser como antes. Conozco a tus amigos, te tengo vigilada. No me podes hacer nada porque sino... -hizo el gesto de un disparo con su mano- van a caer todos muertitos. ¿Estamos? -Mariana asintiò, temerosa y lentamente- Y ni se te ocurra contarle esto a tu madre. Serà un secreto -sonriò falsamente.
El objeto punzante pasò por sus piernas, el estòmago y su brazo derecho, dejando un leve corte en èl, la joven gimiò por el dolor y la sangre que veìa salir de su brazo. Otro corte en la pierna, esta vez un poco màs largo. Una pisada fuerte sobre sus pies descalzos y, por ùltimo, una cachetada. Màs bien, tres golpes fuertes en la mejilla.
Ahora sì, se estaba desangrando y su cuerpo no respondìa por el dolor que sentìa en sus diferentes partes. Marcos la cargò en sus brazos y la tirò en su cama, tapàndola hasta arriba de todo. Apagò las luces y se fue a dormir. Y con el inmenso dolor de la joven, tambien intentò dormir, pero se le hizo imposible, asì que simplemente optò por quedarse llorando y pensando por què mierda tuvo que haber nacido.

Y con esto terminamos por hoy. No me peguen, al principio les avise que iba a ser fuerte el capitulo... Creo que tambien me traume con esto, ahre.
¡Que tengan un hermoso dia y nos vemos mañana! Quiza suba uno o dos capitulos como hoy.

¡Saludosssss!
Juli.

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