martes, 28 de julio de 2015

Capitulo 25

Eran las cuatro en punto de la mañana. Lali abrió los ojos ferozmente y se sentó, algo adormilada, pero a la vez despierta. Se puso sus pantuflas. Ya era común despertarse a esta hora y supuso que Gastón y Rocío también estarían levantados, así que salió.
–Qué frío hace –murmuró, ajustando más su bata.
Entró en la cafetería y si, ahí estaban.
–Buen día –les dijeron estos dos a coro.
– ¿Qué hacían?
–Gast, creo que es momento de contarle –le dijo Rocío, tomándole la mano.
– ¿Contarme qué?
–Nos pusimos de novios –susurró Gastón.
– ¿Enserio? ¡Ay, que felicidad! –exclamó.
Se abrazó a ellos, cundo escucharon pasos y una voz, muy conocida para los tres:
– ¿Gastón, Rocío, Lali? –preguntó adormilado, restregándose los ojos.
– ¿Qué haces despierto a esta hora, Peter? –interrogó Lali, acercándose a él.
–No lo sé, escuche pasos en el p…
No pudo terminar, fue interrumpido por tres pitidos de la alarma del colegio. Los chicos que ya sabían que significaba, abrieron grandes los ojos mientras se paraban. En cambio Peter estaba confundido, ¿Por qué tocaban tres veces el timbre a esta hora?
Gastón y Rocío salieron corriendo. Lali le soltó a Peter un ‘’Luego nos vemos’’ pero al intentar seguirlos el castaño la tomó del brazo:
– ¿Qué es esto?
–Es largo de explicar ahora, cuando vuelva te cuento –decía, intentando zafar de su agarre–, soltame Peter, tengo que ir.
–Decime que está pasando y te juro que te ayudo, mi amor.
–Tiene que ver con los poderes Peter, es difícil de explicar ahora pero estuve toda la vida preparándome para esto, por favor soltame –pedía.
– ¿Qué te cuesta explicarme ahora Mariana? –insistía, atrayéndola.
– ¡No puedo, maldita sea, unos bebes están en peligro, soltame!
– ¿¡Bebés, que clase de mentira es esta, me estas engañando ahora!?
–Lanzani, si no me sueltas ahora mismo tendré que usar mi mente para echarte –lo amenazó.
–Bueno, te dejo ir. Pero estás muy mal en no contarme lo que te pasa.
–Cuando vuelva te juro que te cuento todo –murmuró, con los ojos brillosos.
Él la soltó y Lali le dejó un corto beso en los labios, para luego salir corriendo y bajar hasta el sótano, dónde Paz y los chicos la esperaban:
– ¿Dónde estabas? –preguntó Paz.
–Peter que no me quería soltar. En fin, ¿el barco ya llegó?
–Aún no, pero mira… ¿Ves el punto negro que se ve a lo lejos?
–Sí.
–Es ese, además, el radar lo detectó. Tienen que detenerlo antes de que llegue al puerto.
– ¿Y como haremos eso? –preguntó Gastón.
–Miren, hay algo que no les dije pero… Ustedes tienen todos los poderes, pero hay uno en especial que pueden usar con más potencia: Rocío, el tuyo es el pensamiento, podes leer los pensamientos de la gente a más de mil kilómetros. Gastón, el tuyo es el aire, podes crear una ráfaga de hasta dos mil kilómetros por hora. Y vos Lali, la gravedad, podes lanzar objetos hasta el espacio exterior con el simple hecho de mirarlo. En fin, el plan es este: De alguna forma van a tener que someterse al barco, se van a esconder. Vos Rocío vas a tratar de descifrar lo que ellos van a hacer con los bebés o dónde los van a llevar una vez en tierra o anticipar sus próximos movimientos. Gastón va a poner el viento en contra del barco, cosa que les cueste más llegar a la orilla. Y vos Lali vas a mover los obstáculos y si es posible atraer la llave donde los tienen a todos. Hablando de eso, tienen a todos los bebés en cunas, en la parte superior del barco.
– ¿Cómo sabes tanto, Paz?
–Me hicieron estudiar el plan desde que me agarraron para colaborar, fueron años y años. Ahora vayan, una camioneta los está esperando.
Sin decir más, corrieron y salieron por la puerta principal sin dejar rastro. O al menos eso creían: Peter se escondió tras un árbol y, una vez que se fueron, los siguió en la camioneta.
Llegaron al puerto, en el camino dentro de la trafic se habían puesto unos trajes negros que por dentro estaban equipados con diferentes herramientas.
–El barco va a rozar con esto –dijo Gastón, subiéndose a una pared–, podemos esperar que pase y saltar.
–Gastón, tenes una compañera que es especialista en gravedad –dijo Lali, Rocío se rió–. Agarren un objeto, cualquiera, que sea largo y podamos usarlo los tres.
– ¿Cómo esto? –preguntó Ro, alcanzándole una larga vara.
–Exacto. Ahora agarrense fuerte de cualquier parte, mejor si uno va en el medio y los otros dos en las puntas.
Hicieron todo al pie de la letra. Lali les hizo sostener el material bien arriba y, contando hasta tres, saltaron. Ella hacía que el objeto volara y los llevara por el aire.
– ¿Estas loca, Mariana? ¿Y si no te salía? ¡Nos matabas a todos en el río! –se quejó Gastón, una vez arriba del barco.

–La cuestión es que ya estamos acá. Ahora escóndanse.

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Juli. (@esposmysmile!

jueves, 23 de julio de 2015

Capitulo 24

Paz volvió a pararse y le tomó la mano a Lali para que haga lo mismo:
–Vamos a buscar a Gastón y a Rocío –explicó.
Abrieron desprevenidamente la puerta de la habitación de la rubia y allí estaba los dos: besándose. Los días anteriores la habían pasado juntos, y eso bastó para que se den cuenta que se gustaban, y ahí estaban.
– ¡Perdón! –dijo Paz, algo colorada por la situación.
–Con que no te gustaba, eh –musito Lali entre risas, mirando a ambos.
– ¿Necesitan algo? –preguntó Rochi sonrojada.
–Paz necesita decirnos algo a los tres. Por lo que veo es sobre los… –dijo, ellos ya sabían lo que seguía.
Fueron tras ella, que los dirigió al sótano, donde había una serie de cámaras que apuntaban al río de Buenos Aires.
–Dentro de unos días, no se cuántos exactamente, va a llegar un barco enorme…
– ¿Y? –pregunto Gastón.
–En esa carga vienen trescientos bebés –se detuvo un momento, al ver la cara de susto en los chicos.
– ¿Bebés? ¿Por qué tantos?
– ¿Puedo explicarles con claridad? Sin interrupciones –advirtió.
–Contanos –murmuró Rochi, mientras se acomodaba en el suelo junto a Lali.
–Miren, a esos bebés, quieren hacerle lo mismo que a ustedes. Le quieren inyectar poderes mentales, y luego se los van a dar a alguien para que aprendan a usarlos, así como a ustedes. La diferencia es que vosotros fueron creados por sustancias químicas, y estos niños que están llegando estuvieron nueve meses en la panza de una madre.
–Wow… ¿Y porque nos contas todo esto? –pregunta Lali, aún sin entender.
–Porque ustedes van a detener ese barco, esa es su misión, para lo que fueron creados…
Lali miró expectante a Rochi, Rochi miró expectante a Gastón, Gastón miró expectante a Paz. Aún estaban confundidos, necesitaban más respuestas:
–Podes… –inquirió Gastón, mirando a Paz para que siga.
–El ministro nunca fue malo –aclaró–, o sea que ni la Jefa de Ministros, ni sus hombres, ni Carlos, Marcelo y José eran malos. (ACLARACIÒN: Marcelo y José fueron los que cuidaron a Rocío y Gastón cuando eran pequeños, así como Carlos a Lali) Ellos solo los estaban cuidando, porque sabían que lo que se venía era malo. Por eso, mandaron a crearlos a ustedes, para no tener que robar ningún bebe. Ya de paso, les implementaron poderes para que su misión no sea tan difícil. Después, me llamaron a mí. Era una camarera que al principio se negó a todo, pensé que era una locura. Luego me contaron el tema de los bebés y… no sé, quise ayudarlos porque… –se dieron cuenta que su voz se iba apagando, por cada palabra que decía.
–Paz, ¿estás bien?
–Sí –musitó–, solo que… yo perdí un bebe cuando era joven. Por eso quise ayudarlos, ya demasiado había sufrido ¿y hacer que más bebés sigan sufriendo? No me lo perdonaría nunca, entonces acepté.
– ¿Y vos que tenías que hacer?
–Yo tenía que esperarlos, precisamente acá. Porque cuando los crearon, ya habían armado toda su vida, entonces, hicieron que todos vengan acá, al Mandalay, para reencontrarse. Igual, cuando eran chicos, sus padres se encontraban todo el tiempo, nada más que ustedes no se podían ver entre sí, siempre había un vínculo que los separaba. En fin, yo solo tenía que esperarlos, alojarlos y hacerles saber esto –terminó.
–Esto es impresionante –dijo Rocío al fin.
¿Eran protectores? Esto parecía una película. ¿Carlos bueno? Pensó Lali, nunca se hubiera esperado que tantos años entrenando sus poderes fueran para salvar la vida de tantos niños. Era algo completamente impresionante.
–Bueno, ahora saben todo. Manténganse atentos, pues ese barco llegare en unos días, yo les voy a avisar tocando tres veces seguidas la campana del colegio, así no asustan a nadie, ¿sí? Nos reunimos en la plaza del frente y un vehiculo va a estar esperándolos. Entrenen, se nos viene algo groso.
Con esas últimas palabras, Paz dejó a ir a lo chicos: confundidos, asustados y en shock. Era muy tarde y no había nadie por los pasillos, para ser precisos, eran las unas menos veinte a.m.
Cada uno entró en su respectiva habitación, a descansar. O al menos era lo que Lali quería hacer: descansar. Pero no, entró a su cuarto y estaba Peter, sí, Peter. Con un ramo de rosas en sus manos y la cara de perrito triste.
– ¿Qué haces acá? –preguntó, algo adormilada.
–Venía a pedirte disculpas, enserio soy un idiota.
–Pensaste que mi sorpresa te la había preparado Mery, ¿desde cuando Mery se interesa en ti? Para colmo la besaste, frente a mis ojos. ¿No te acordaste que tenías una novia? –dijo dolida–, ¿No se te cruzó por la cabeza que había aunque sea una posibilidad de que yo hubiera preparado eso? Se ve que no. Encima Mery llevaba el mismo vestido que yo, a ella seguro le quedaba más lindo. Y sabiendo que es alta y de ojos verdes, igual que el vestido, te la chapaste, ¿NO?
–Puede que sea así pero… jamás me fijaría los rasgos, suelo mirar lo de adentro en las personas, por eso te amé a vos, Lali.
– ¿Me estás cargando? YO soy tu novia, no ella –murmuró.
– ¿Sos? O sea que…
–Lo que hiciste me dolió mucho, mucho. Pero no dejé de ser tu novia, ¿O si?
–No, no. Obvio que no. Cande me dijo que tenías algo importante para decirme.
–Sí, pero ahora no, prefiero que estemos solos. Abrázame.
– ¿Estoy perdonado? –preguntó con una chispa de ilusión.
–El beso no te lo voy a perdonar nunca. Pero, en tus ojos puedo ver todo lo que me amas, y sé que no lo quisiste hacer a propósito, así que por esta vez te lo dejo pasar. Ahora abrázame –insistió.
Peter abrió sus brazos y la estrelló contra su pecho. No necesitaban su ‘’noche especial’’ para demostrarse todo el cariño que se sentían, pero había una duda que todavía carcomía a Peter, ¿Qué hacia su novia, levantada a estas horas?
Él se había sentado a esperarla a las once, eran las doce y todavía no llegaba, sin duda estaba haciendo algo que no le contaría, con preguntar no perdía nada:
–Una pregunta, ¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo?
–Estuve con Paz, es una larga historia –dijo, haciendo énfasis en ‘’larga’’ –, mañana te cuento todo.

Al fin y al cabo estaban, nuevamente, como querían. Peter antes de volver a su habitación le dejó un beso en la frente, y se fue. Mientras tanto, Lali cerraba la puerta, viendo como sus amigas, a pesar del ruido y los murmullos, seguían durmiendo como si nada. Incluso Eugenia roncaba. Sonrió, a pesar de todo, nada había sido mala intención.

¡Hola, hola!
Aca les dejo su capi, para que depues no anden diciendo ''Ay loco, Julieta dice mas de dos comentarios y sube, pero aca hay veinte y yo no veo nada'' ahre.

¿SE ACERCA EL FINAL?

Hoy no voy a poner cuantos comentarios quiero para eguir, ustedes solo comenten, bue.

¡LAS QUIERO!
Juli. (@esposmysmile)

martes, 21 de julio de 2015

Capitulo 23

A Lali no se le ocurrió otra cosa que salir, llorando. Corrió hasta la salida del bosque, donde se encontró con Eugenia que, al terminar su trabajo, volvía alegremente al Mandalay. Al verla de esa manera la rubia se alteró:
– ¿Qué pasó allá, no le gustó? –preguntó con un toque de bronca. Si su amiga lloraba de esa manera, era porque el imbecil de Peter la había dañado.
–Sí que le gustó, pero no mi sorpresa. La boca de Mery le gustó –murmuró Lali, entre cortes y sollozos.
Se abrazó a la ojiverde y esta, sin decir una palabra, la acompañó hasta la habitación dónde le iba a lavar la cara.

– ¿Esto lo armaste vos? –interrogó Peter, con cierto enfado por el beso que le había dado la alta.
–Claro que sí –mintió–, ¿Qué creías, que la tonta de Lali iba a hacerte una sorpresa?
–En realidad, esta sorpresa la preparó Lali –saltó a defender Cande, de brazos cruzados.
Llevaba un vestido igual al de Eugenia, y detrás de ella, su hermana, Paula. También con cara de enfado. Peter estaba atónito.
–Sos un tarado, Lanzani –lo retó Paula–. ¿Cómo vas a besar a esta, sabiendo que sólo te quiere por una cosa? –dijo, alzando una ceja.
–¿Lali preparó todo esto?
–Obvio. Te quería dar una sorpresa, y además tenía que decirte algo muy importante.
–Todavía no llegó. Así que te conviene que no los haya visto –dijo, mirando con odio a Mery.
El teléfono celular de Cande comenzó a vibrar y ella atendió: miraba a Peter con rabia.
–Voy para allá –fue lo único que dijo.
– ¿Y?
–Era Eugenia. Vas a pagar muy caro todos los malditos llantos que se escuchaban de fondo –miró a Peter amenazante.
Y luego sí, se alejaron de él y de la rubia.
– ¡Soy un tarado! –gritó, mirando con rabia a Mery–, ¡Todo esto es tu culpa, estupida!
Salió corriendo en busca de Lali. Soñaba con llegar y ver que lloraba por algún rasguño o algo malo, pero no, sabía que lo había visto con Mery, sobre SU sorpresa, que se suponía que era para pasarla junto a Lali. No con la otra.
Tocó la puerta repentinas veces, nadie le abría. Apegó su oído contra la puerta y solamente se escuchaban las voces de las chicas:
–Déjalo, amiga. No vale la pena –la consolaba. Era la voz de Eugenia.
–Mi hermano es un estupido.
–Voy a abrir, seguro es la comida que pedí para que hagamos noche de chicas –dijo Cande, y se escuchaban los pasos hasta que la puerta se entreabrió.
La castaña al verlo lo miró de una mala manera:
– ¿Qué haces acá, tarado? –preguntó bruscamente– ¿no te bastó con arruinarle la sorpresa a Lali?
–Por favor, Candela. Déjame verla.
–No vas a verla, ella no te quiere ver, no quiere saber más nada con vos –mierda, eso lo había destruido–, ve con Mery, seguro te debe estar esperando para hacer cosas zarpadas –carraspeó, antes de cerrarle el portazo en la cara.
Eso se lo había ganado por estùpido. ¿Cómo iba a pensar que Mery había preparado eso? ¿Por qué no se dio cuenta que Eugenia jamás ayudaría a Mery con algo así? ¿Por qué LA BESO? ¿Por qué se le había ocurrido dañar el corazón de la tierna e inofensiva Lali con semejante acto? Caminó hasta su habitación, esperando encontrarse con Gastón, pero él no estaba allí, así que siguió hasta la puerta de Rocío, si no estaba con ella, no sabía donde se pudo haber metido. Tocó tres veces, estaba destruido. Le abrió la rubia, estaba algo colorada y sonriente:
– ¿Vos no deberías estar con Lali?
–La cague, la cague pero muy feo –susurró con la voz entrecortada–, ¿Gastón está acá?
–Acá estoy, amigo –dijo este apareciéndose por detrás de Rochi.
–Espero que cuando la vea siga feliz, como siempre, porque si la veo mal por tu culpa te juro que te mato –lo amenazó, y luego volvió su vista a Gas–. Voy a ver como está, te dejo las llaves –dijo, dándole el manojo.
Gastón hizo pasar a Peter a la habitación de su ‘’amiga’’, mientras Rocío se dirigía al cuarto de las chicas.

–Cande, el que tocó recién, ¿era Peter? –preguntó Lali, un poco más calmada.
Su vestido verde estaba bañado en lágrimas mezcladas con maquillaje. Su pelo un poco revuelto, ya que se había quitado las hebillas bruscamente. Sus ojos estaban hinchados y rojos, y su labio inferior le temblaba a altísimas velocidades. Estaba destruida, echa un bollo en contra de la pared, en el suelo.
–Sí, pero no lo deje que pase –admitió la flaca.
Nuevamente tocaron la puerta. Es Peter, pensó Lali.
–Voy a abrir yo, si llega a ser él otra vez lo voy a mandar a la mierda –dijo mientras se paraba.
–No, no quiero que nadie más te vea así. Se van a preocupar, amiga –habló Eugenia, sosteniéndola por los hombros.
Paula se levantó y se acercó a la puerta.
–¿Quién es? –preguntó sin abrir.
–Soy Rochi, ábranme por favor –pidió.
La cachetona abrió la puerta y Rochi entró corriendo, directamente a abrazar a la morocha.
–Me enteré de todo, Lalita. No pasa nada, él no vale la pena –le dijo.
–Es la primera vez que lloro por un chico, ¡y yo pensé que nunca lloraría por él, pensé que me amaba! –gritaba con odio.
Sus ojos se pusieron un color rojizo. Oh no, pensó Eugenia:
–Todas cúbranse, ¡ahora! –pidió, mientras se tiraba al piso y se cubría la cabeza con una almohada.
Fuera del Mandalay, se desató una feroz tormenta. Y, dentro de la habitación, los poderes de Lali se volvieron locos: caían cuadros, se rompían veladores, volaban frazadas y collares, todo era un descontrol. Ella estaba en contra de la pared, mirando todo el lío con cierto asombro.
–¡No los puedo controlar, ayuda! –rogó, entre llanto y llanto. Las cosas seguían volando sin control alguno.
A Eugenia no le quedó otra que acercarse a ella –lentamente– y abrazarla para que se tranquilizaba, pero nada funcionaba: sus poderes estaban fuera de control.
Para colmo, la fuerte tormenta de afuera no ayudaba: había mucho viento, las piedras pequeñas y los árboles se movían de un lado a otro. Por suerte, habìa pocas personas afuera, así que fue simple meterse dentro de la construcción.
Eugenia se acercó gateando hasta su amiga y se aferrò a las piernas de esta:
–Sh… tranquila, La… Sh… –la calmaba.
Poco a poco las cosas se fueron calmando, las demás chicas salieron de debajo de las camas para abrazar a su amiga que no estaba en su mejor momento.
–Ya estoy bien –dijo. En parte mintió, pero en parte no–, quiero salir a caminar sola, si me permiten.
–Claro, pero llévate tu celular. Si te pasa algo o necesitas compañía nos llamas, ¿si? –objeto Paula, alcanzándole su Pocker verde.
Tomó el aparato y salió, mientras caminaba lentamente por el desbaratado parque del Mandalay –producto de la tormenta–, miró de frente y se encontró con esa entrada que tanto dolor le había causado: el bosque de otoño. Cerró los ojos y siguió su rumbo hacia ningún lado. Una vez que se cansó, optó por sentarse en la fuente de agua dulce. Dentro de ella había varias monedas de oro y plata, y el adorno de la punta estaba apagado. Se puso en una posición mirando hacia el bosque, recordando cada imagen –buenas y malas– que había vivido allí.


–Peter: ¿Queres ir al jardín de invierno? –preguntó.
–Lali: ¿Tenemos un jardín de invierno? –eso si la había asombrado.
–Peter: Hay muchas cosas que no conoces de este gran colegio –le sonrió.
–Lali: Está bien. Llévame a conocerlo.


–Lali: Peter, esto es hermoso –observando cada detalle, cada arbusto, flores y árboles. Pájaros de distintas clases que daban un revuelo sobre el lugar.
–Peter: Te recomiendo que te pongas la campera –dijo en tono cuida–. Mientras más dentro te metes, más frío hace.


Peter le sacaba fotos Lali, oliendo distintos tipos de flores, correteando por el lugar y hasta dándole de comer a unos patos que volvían al lago luego de andar buscando comida por el lugar. Se sacaron muchas ‘’selfies’’. Imágenes del hermoso espacio donde se encontraban. Y, sobretodo, riendo y jugueteando entre ellos, aspirando el dulce aroma de la naturaleza.


Deseó nunca haber visto la escena que veían sus ojos: Peter estaba acostado en la manta, sobre él, Mery. Ambos, muy unidos, en un beso. Mery llevaba el mismísimo vestido que ella. Su sorpresa se había ido a la mierda.


El último recuerdo la descolocó un poco. Tan sumergida en sus pensamientos que no se dio cuenta que había alguien tras ella:
–Lali, ¿estás bien? –preguntó. Era Paz.
Asintió nuevamente y la mujer sonriente volvió a dirigirle la palabra
–Hace mucho frío, deberías estar adentro. Además, ya es tarde.
–No me interesa –dijo.

–Ven conmigo, entonces. Necesito hablar con vos, con Gastón y con Rocío. Hay algo muy importante que debo decirles, pero más a vos. 

Hey, ¡Hola!
Capitulos tristes, lloremos ahre.

Pregunta clave: ¿SE ACERCA EL FINAL?
Adelantos del proximo capitulo: Secretos revelados. Una mision pendiente. Una disculpa, no tan disculpa. ¿Quien es en realidad Paz?

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Juli. (@esposmysmile)




sábado, 18 de julio de 2015

Capitulo 22

Peter
Me levanté con una suave risita en mi oído. Murmuré algo sin sentido, mientras abría los ojos y me encontraba con ella. Con mi Lali. Llevaba su uniforme del Mandalay puesto, una dulce colita en el pelo y una pequeña torta en sus manos. Sonreí.
–Feliz cumpleaños, mi amor –musitó.
Se acerca a mí y me deja un suave beso en la mejilla.
–Gracias, te amo. –sonrío levemente, aún algo dormido.
– ¿No pensas soplar las velas? –dice.
Enciende la vela mientras canta el ‘’Feliz Cumpleaños’’. Le dedico una sonrisa mientras soplaba la vela:
– ¿Pediste los tres deseos? –pregunta entusiasmada.
–No necesito deseos, tengo todo lo que neces…
– ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! –gritan todos los demás al unísono, interrumpiéndome.
– ¡Les dije que aún no! –se quejó Lali, sentándose sobre mi cama ‘’enojada’’.
–De todas formas, Eugenia y Paula no cerraban el pico y ese vestidor estaba bastante caluroso –se defendió Gastón.
– ¡Hermanito mío! –acota Paula, tirándose sobre mí.

Autora
Peter se terminó de cambiar para un día ‘’común y corriente’’ en el colegio. Mientras tanto, Lali y los demás bajaban hasta el comedor:
– ¿Está todo listo, Gast? –pregunta ella.
–Claro que sí –asiente–, con Rocìo estuvimos toda la noche preparándolo. Candela y Paula se van a encargar de cocinar y Eugenia va a llevar a Peter a la hora exacta. Tenemos todo controlado, no te preocupes –dice, con una sonrisa.
– ¿Estuviste con Rocío toda la noche? –interroga con una pícara sonrisa en su rostro.
–Lali, ya te dije que somos amigos –murmura algo molesto, pero a la vez vergonzoso.
–No me jodas, todos nos dimos cuenta que te la comes viva…
–No es cierto.
–Llegamos –interrumpe Cande, que venía con las bandejas de comida junto a Rocío, Paula y Euge.
–¿Y Peter? –pregunta Lali.
–Ya debe venir –le responde Paula, sentándose del otro lado de la mesa.
Y era verdad. A los dos minutos llegó un Peter cambiado y perfumado. Cosa que a Lali la volvió completamente loca, e hizo que la mayoría de las chicas del lugar lo miraran.
–Te pusiste muy lindo. Pero todas estas putas te están mirando –murmuró Euge, entre risas.
–Yo no soy una puta –corrige Lali, frunciendo el ceño.
–Okay, vos no. ¿Pero las demás? Te conviene marcar terreno, antes de que se le tiren encima a tu novio.
–Hey, tranquílense, estoy acá –decía Peter, moviendo las manos de un lugar a otro.
Todos estallaron en carcajadas, llamando la atención en cada rincón del salón. Tocó el timbre, Lali, Euge, Peter y Rocío iban a Biología. Gastón, Paula y Cande a matemáticas.
La tarde transcurrió entre risas, charlas y, por esta vez, las clases también habían sido divertidas, porque estaban llegando a las vacaciones de invierno y, como eran los últimos días, ningún profesor quería arruinárselos. Hacían juegos dentro de las aulas, charlaban sin control, escuchaban música y hasta a veces los dejaban salir al aire libre.
Una vez que se hizo el mediodía, nuevamente todos se juntaron para almorzar algo y disfrutar de sus últimos días.
–¿Estás ocupado esta noche? –le pregunta Rocío a Gastón, mientras le dan un mordisco a su trozo de milanesa.
–Um, no. No lo creo –le responde él sincero, encogiéndose de hombros–, ¿Por, queres hacer algo?
–Alquilé una película de terror. Y la verdad es que fue una estupidez muy grande porque me dan mucho miedo, te quería preguntar si… ¿la queres ver conmigo?
–Bueno, sólo porque me parece tierna la forma en que me lo pedís –le responde, sonriendo.
Las mejillas de Rocío se tornan un rosado suave. Mientras tanto los demás seguían sobre sus actividades:
–¿No pensas hacer nada vos? Es tu cumple nene, ponele onda –se quejó Euge, pegándole levemente en el brazo a Peter.
–Eh, ojo con pegarle –lo defendió Lali, abrazándolo por detrás.
Sentía la mirada de Mery y sus amigas desde la otra punta del comedor. Pero era una mueca de disgusto, luego le sonreía y otra vez volvía a la cara de perro, ¿Qué le pasaba? De cualquier forma, no le interesaba. Ella estaba con Peter, Mery y sus amigas que se jodan.

* * *

La tarde iba cayendo lentamente, por cada minuto que pasaba Lali se emocionaba cada vez más. Llamaba a cada rato a Candela para corroborar que todo estaba saliendo como ella quería.
–Lali, es la undécima vez que me llamas, se me va a quemar el pollo –decía entre risas.
–¡Perdón! –se disculpó–, es que estoy nerviosa, y quiero que todo salga bien. Cande… ¿Can?
Le había cortado. Por novena vez.
–¿¡Porque todavía no estás cambiada!? –gritó Eugenia, cerrando la puerta de la habitación–, en media hora debes estar lista, Mariana.
–¡Perdón! –volvió a disculparse–, estaba hablando con Cande.
–Sí, me dijo que las llevas locas, a ella y a Paula. Cálmate un toque, todo va a salir bien.


Peter, mientras tanto, hacía zapping dentro de su habitación. Era su cumpleaños y cada uno estaba en sus actividades, incluso Lali. Había estado rara toda la tarde y, aunque le dijo un cálido feliz cumpleaños, esperaba que esté con él toda la tarde. Entra Eugenia a los apurones, con un hermoso traje de gala en sus manos.
–Ponte esto –fue lo único que dijo.
Simplemente obedeció, porque cuando Eugenia pedía algo no daba explicaciones. Y si no se hacía lo que ella quería, era capaz de hacerlo pasar vergüenza con sus berrinches.
–Lindo, eh –susurró, examinando el traje.
Era negro, con una corbata verde agua y zapatos de gala, ¿Para que querría Euge que se ponga eso? Sí que estaba intrigado.
Luego de salir, la vio nuevamente a la rubia sonriente, esta vez, con un vestido que le llegaba hasta las rodillas, del mismo color que su corbata.
–Euge, ¿Dónde vamos? Encima vestidos así –murmuró, mirándose nuevamente de pies a cabeza.
–Tu solo ven conmigo.
Odiaba cuando no daba ni un detalle. Pero prefirió callarse para no aguantar el lío de la rubia ‘’rebelde’’.
Lo guió hasta la entrada del bosque, y ahí se detuvo.
–Hasta acá llego yo. Ahora debes seguir en sendero por tu cuenta –murmuró, sonriente.
–¿Me estás tendiendo una cama? –pregunto–, ¿O está todo el colegio listo para verme vestido así de ridículo?
–Nada de eso, tú solo ve por el camino.
Debía hacerle caso en lo que fuera, así que se adentró en el ‘’bosque de otoño’’. Caminó un poco, hasta que se detuvo frente a una manta, también color verde, sobre el suelo. Tenía una vela encendida en cada punta, pero sólo eso.
Lali pensaba llegar unos minutos después, así que se escondió tras unos arbustos y al verlo pasar contó tres minutos, para comenzar a seguirlo sigilosamente. Pero algo salió mal, y deseó nunca haber visto la escena que veían sus ojos: Peter estaba acostado en la manta, sobre él, Mery. Ambos, muy unidos, en un beso. Mery llevaba el mismísimo vestido que ella. Su sorpresa se había ido a la mierda.
Y ahora odiaba a Peter Lanzani, para siempre.

¡No me odien, soy buena gente! ahre.
Comenten mucho, las ammmo, ah

¿Se acerca el final? Mh...

Juli.(@esposmysmile)

PD: Recuerden que este es el prologo de #QuieroSerFeliz → https://www.wattpad.com/myworks/44294864-quiero-ser-feliz esta novela tambien va a ser publicada en este blog. Gracias.

domingo, 12 de julio de 2015

Capitulo 21

-¿Qué decis, Gastòn? –se apresurò Rocio-, mirà si va a ser una señal.
Los tres se quedaron un momento, pensativos…
-Ahora que lo pienso… -murmurò Lali-, ¿Por qué no? Hay muchas cosas que podrìan unirnos: por ejemplo, vos Rochi, cuando quisiste leerme la mente, no pudiste. Y cuando yo quise hacerlo con Gastòn tampoco pude. Tambien a vos te tuvieron encerrada hasta que escapaste.
-¡a mi tambièn me tuvieron encerrado, pero pude escapar! -gritò silenciosamente Gast.
-Acà hay gato encerrado.
-Sì.

* * *

Sentì una leve presiòn sobre mì, asì que abrì los ojos y pude ver a Peter, aùn en pijamas -de bananitas, por cierto- dàndome suaves besos en la frente.
-Buen dìa, hermosa -sonriò.
-¿Què hacès acà? ¡te van a retar!
-Mmmm, no lo creo. Tus amigas juraron no delatarme, Gastòn y Agustìn tampoco -riò, y me acercò una bandeja con jugo de naranja y galletas-, ¿sabès? Me preocupe mucho por vos... 
-Por suerte Carlos no me hizo nada malo.
-Sì, y si lo hacìa ya lo hubiese matado yo. Igual, hay algo que no entiendo, ¿què es eso de los poderes?
Woaw, esa no me la esperaba.
-¿Tenès tiempo? Es una laaaaaarga historia -pronunciè, remarcando el ''larga''.
-Todo el que necesites.
-Bueno, yo no nacì como todos, a mì me crearon con sustancias para que tenga un don que nadie màs podìa tener.
-Osea...
-Yo no estuve en la panza de una mamà por nueve meses, soy un experimento, Peter. En fìn, supuestamente Carlos me habìa encerrado, porque decìa que una chica que no sabìa manejar sus poderes era muy peligrosa en la calle, ademàs, la gente se asustarìa y probablemente no hubiese querido estar conmigo. Hasta que conocì a Eugenia, su padre y Carlos eran amigos, y ella era su hija. Nos hicimos muy amigas y ella sabìa la clase de persona que yo era, pero nunca le interesò, sòlo me veìa como una amiga con quièn jugar todas las tardes, pero un dìa su papà se la llevò a la Patagonia. Por suerte, volviò -murmurè, tomè aire y seguì:-. Esos años que estuve con Carlos, aprendì a usarlos: movìa cosas, rompìa, leìa el mismisimo cerebro del que me cuidaba, etcètera. Un dìa, ya era grande, eh -aclarè-, me cansè y por la noche escapè, y asì es como lleguè aquì -terminè, y le regalè una càlida sonrisa.
-Impresionante... -susurrò-, sos una guerrera.
-Como digas -dije, encogièndome de hombros.
Se me acercò y, tomàndome las manos, me besò. Poco a poco èl iba agarrando poder sobre mì e ìbamos cayendo al suelo. Hasta que escuchamos un fuerte impacto, y desafortunadamente el susto fue tal que Peter cayò sobre mì.
-¡Perdon! -se disculpò Cande, que habìa abierto la puerta como si fuera algo extremadamente duro-, los dejo solos -pronunciò y volviò a cerrar la puerta.
-Un poco bestia tu amiga, eh -riò Peter-, ¿En què estàbamos?
-¿Antes podrìas quitarte de encima? No estoy sientiendo partes del cuerpo que deberìa sentir.
-Oh, disculpa -dijo, y se parò lentamente-, ¿Te hice daño?
-No -reì-, pero si te hubieses quedado dos minutos màs me hubieran tenido que amputar las piernas.
-No quise caer sobre tì -dijo, agachàndo la cabeza.
-No te pongas mal, bobo -musitè acercàndome a èl.
-¿Guerra de cosquillas? -pronunciò, con cara de pìcaro.
-Ni se t...
Peter me agarrò de tal forma que no pude escapar a su ataque. Me reì hasta ahogarme y no poder respirar.
Era hermoso estar con èl, èl era todo. 

* * *

-Lali, ¿me prestàs un làpiz? -susurrò Cande, mientras seguìa anotando los ejercicios.
-¿Otra vez lo perdiste?
-No, me lo robò Paula -riò por lo bajo.
-Vetrano, càllese -la retò el profesor, sin quitar los ojos del pizarròn.
-¿Còmo sabe quièn es la que se rìe si nisiquiera se da vuelta?
-Es la ùnica que suele reìrse a estas horas de la mañana, siga copiando por favor.
-Este viejo loco -murmurò Cande.
-Le dije que se calle, Vetrano.

* * *

-Che Peter, ¿no pensàs hacer nada para tu cumple? -preguntò Gastòn.
-¿Mañana es tu cumple, y no me dijiste nada? Ah no, que mal novio que sos -reì.
-Te lo iba a decir ahora, mi amor.
Tocò el timbre de receso, pero no me tocaba ninguna clase ahora asi que se fueron todos, menos yo. Me sentè bajo un àrbol, a pensar que sorpresa podrìa darle a Peter en el dìa de su cumpleaños.


Muy corto, ¡No me peguen! No tenia inspiracion *pone cara triste*
AVISO: Ya subì el pròlogo de #QuieroSerFeliz, pero hasta que no acabe con Powers no la voy a comenzar a subir. Acà està el link → https://www.wattpad.com/myworks/44294864-quiero-ser-feliz
No nos vamos a ver por un tiempo, porque estoy de vacaciones y me voy a ir a Mendoza por una semana, asì que ¡felices vacaciones!
Las quiero. Juli.

miércoles, 1 de julio de 2015

Capitulo 20

Cuenta Gastòn.

Cuando vì eso no me impresionè, por que a mì tambièn me pasa este tipo de cosas, y ahora sè que... ¿TENGO PODERES? Nah, cualquiera.
Mirè a Lali atentamente y la silla en la que estaba sentada comenzò a moverse a un lado. Ahì fue cuando me dì cuenta: ¡yo puedo salvarla! 
Mirè a mi alrededor, pero mis cosquillas en la cabeza actuaron por sì solas y por las tuberìas comenzò a soplar un fuertìsimo viento: que empezò a azotar varias puertas, tirar papeles, movìa los focos. Le dì mi señal a Peter y èl aprovechò que Carlos estaba distraìdo con el show, y se acercò a Lali para rescatarla.
Euge, Cande y Paula estaban en shock, tomadas de la mano y contra la pared.
Escuchè unos gritos y mientras las cosas seguìan volando y pude ver a una chica, rubia y de espaldas, en otra habitaciòn. Toquè y ella se diò vuelta.
-¿Esa no es Rocìo? -susurrè para mì mismo, miràndola.
No la podìa escuchar, pero sus labios modulaban un ''Ayùdame'' y con su mano señalaba al cerrojo que la puerta, que era dònde estaba puesta la llave.
-¡Te lo voy a agradecer toda la vida, Gast! -gritò ella, una vez que logrò salir.
-Tenemos que salir de acà pronto -dije y la tomè de la mano hasta acercarla donde estaban las demàs chicas.

Cuenta Peter

Me acerquè a Lali sin que Carlos se diera cuenta y comencè a desatarla. Me dì cuenta que casi ni tenìa fuerza asì que la carguè en mis brazos. 
Salimos y muchos papeles y cosas volaban por el aire, las demàs chicas se escondieron tras nosotros y buscamos la salida, que por suerte estaba pocos metros de el lugar donde estàbamos. Oìa que Carlos gritaba de furia y sabìa que vendrìa a buscarnos.
Por suerte y pura casualidad, agarramos los pasillos totalmente vacìos.
-Cuidado chicas, no se vayan a tropezar con algo -advirtiò Gastòn, acercàndose a la puerta de salida-, no hay nadie, salgamos. La camioneta està a una cuadra.
-¿Alguien sabe dònde queda el hospital màs cercano? -preguntè, mostràndoles aùn a MI novia en brazos, con sus pequeños ojos cerrados.
-Se recuperarà sola, no necesita un hospital -dijo Eugenia-, creànme, yo la conozco desde siempre e incluso yo ya sabìa sobre... bue, eso.
-Vamos ahora, ¡ya! -murmurò Gastòn.
Salimos y ràpidamente nos metimos en la camioneta. Pero todavìa no estàbamos salvados: Carlos habìa salido por otro lado y nos esperaba dentro de su camioneta.
Subimos y comenzò una larga persecusiòn por la ciudad. No nos despegaban la vista.
Poco a poco veìa como Lali iba recomponiendo su color, aùn no abrìa los ojos. Le abrì la ventana para que tomara màs aire e hice que apoyara su cabeza en mi hombro.

********
-¿¡Què loco, no!? -gritaba alborotada Lali, una vez que estàbamos todos reunidos en mi habitaciòn.
Todos reìmos, su risa era MUY contagiosa.
En fin, volvamos al flashback de esta tarde:

-¡Mierda, nos estàn alcanzando! 
-¡¡¡APURATE GASTON!!!
-¡Bueno! 
Dimos un giro brusco en 'U' y Lali, que aùn se estaba recomponiendo, cayò en mis brazos. Le dejè un suave beso en la frente y la acomodè en mis piernas.
-Mmm... ¿Dònde estoy? -murmurò, apenas audible.
-No importa, ya te sacamos del horror en el que estabas -dije, dedicàndole una tierna sonrisa. Rocìo aclarò la garganta- Em, en dònde estaban -reì.
-¿Rocìo tambien estaba ahì?
-En otra habitaciòn nena -sonriò Ro-, parece que nos querìan por algo, ¿no? -la mirò y le arqueò una ceja.
-Al parecer sì -respondiò incomoda, miràndome.
Ella ya sabìa que nosotros la habìamos visto, pero en estos momentos nadie estaba dispuesto a hablar de ello.
Gastòn mirò por el espejo retrovisor y frenò bruscamente.
-¡Què hacès nene, nos vas a matar a todos! -se quejò Paula.
-Miren chicos -dijo, miràndo hacìa atràs.
Un mòvil policial habìa agarrado a todos los hombres que nos perseguìan, incluso a Carlos. Veìamos como se los llevaban en el coche, directo a la càrcel.
-¡Vamaaaaaaa! -gritò Rochi.
Le sonreì a Lali y, obviamente, la besè. Ahì, en frente de todos.
-No creo que ese tipo te vuelva a molestar -dije.
-Te amo -susurrò.
-AAAAWWW, me mata la pareja feliz vieron, pero acà hay gente que esta soltera che -riò Candela y Rocìo le pegò un codazo-, ¿què, no puedo dar mi opinion? me parece una falta de respeto esto chicos, todo mal.
-Callate un ratito nena, ¡vamos al Mandalay a celebrar!

***
-Bueno, por suerte estàn acà con nosotros, chicas -dijo Gastòn.
Raramente, su mano se acercò a la de Rocìo y se quedaron unos segundos miràndose.
-Ejeem -riò Lali, provocando que todos se rieran.
-La manito la manito!
-¡Acà traje la coca! -dijo Paula, entrando con la bandeja llena de vasos cargados.
Pasamos un largo rato, entre risas y mùsica. Hasta que se hizo la hora de ir a dormir y, claramente, Cande, Rochi, Paula, Eugenia y Lali partieron a sus habitaciones, y yo me quedè con Gast.
-¿Te gusta Rocìo? -preguntè descaradamente.
-No lo sè -respondiò, eso no era ni un si, ni un no. Se encogiò de hombros y ambos reìmos.

Cuenta Lali.
Mis ojos se abrieron, pero todavìa estaba oscuro. Mirè el reloj de mi celular y eran las cuatro en punto, ¿por què me sigo levantando a esta hora?¿què esta pasando conmigo?
Era obvio que no iba a poder dormir, asì que salte de la cama, me puse la bata y salì al pasillo, tenìa ganas de comer algo asì que me dirigì a la cafeterìa, si es que estaba abierta a estas horas de la noche.
Apenas pasè por la gigante puerta vì a Gastòn y a Rocìo, sentados en una mesa con unas galletitas y a la luz de las velas. El negocio estaba cerrado y no tenìa ganas de molestarlos, asì que me volvì, pero pisè algo y me descubrieron.
-¿Vos tampoco podès dormir? -comentò Rocìo, entre suaves risas.
-No.
-Ùnite -me ofreciò Gastòn-, yo me despertè a las cuatro menos veinte.
-Yo a las cuatro menos diez -acotò Ro.
-Y yo a las cuatro en punto. Encima hace vaaaarios dìas que automàticamente me despierto a esta hora -dije mientras llevaba una silla de otra mesa para sentarme con ellos.
-¿No serà una señal? Digo, ¿no? Lali tiene poderes, Rocìo tambien y al parecer... yo igual.
-¿Què?
-Si chicas, cuando miro detenidamente un objeto se produce una ràfaga de viento que lo tira al piso o no sè. Hoy, a la tarde, cuando querìamos rescatar a Lali mi cabeza me trataba de decir algo y yo no me daba cuenta, hasta que se abrieron los tubos de ventilacion y comenzaron a volar papeles por todos lados. Para mì, esto es una señal.

LOS CHICOS CADA VEZ MÀS CERCA DE SABER LA VERDAD, Y PARA LO QUE FUERON TRAÌDOS AL MUNDO AAAA.
Lali, ¡volviste! Y Rocio tambien ah.

+4 comentarios y si-gue♥

Juli. (@esposmysmile)