sábado, 11 de abril de 2015

Sinceridad Absoluta

Narra Lali.
Me levante a eso de las dos y algo. Se escuchaban arcadas, provenientes del baño. Me senté en mi cómoda cama y revisé la cama de Paula: ella estaba allí. La que no estaba en su respectivo puesto era Cande. Tal vez le hayan caído mal los tragos que se mandó esta noche. Me paré y apoyé mi cabeza sobre la puerta del baño, toqué tres veces:
-Cande, ¿estás bien?
-Am, sí -se escuchó del lado de adentro, una voz ahogada.
-¿Segura? -volví a preguntar.
-Sí, La. No pasa nada, anda a dormir -me dijo.
-Si necesitas algo llámame -me alejé, y regresé a mi cama.
Los vómitos no cesaban. Esperé quince minutos más, cuando Can salía del baño. Pálida y agarrándose fuertemente la panza.
-¿Ya pasó? -pregunté.
-Sí, eso creo. Me duele la cabeza -pronunció y se tiró a dormir en su cama-. Seguí durmiendo -me dijo.
Me acosté nuevamente, pero era imposible dormir. Aún no entiendo porque el jóven sigue apareciendo en mi cabeza. Sí, Peter. No había dicho nada antes, pero me estoy volviendo loca. No sé que pasa conmigo en este preciso momento.
Tres y media de la mañana, definitivamente no voy a dormir. Mi cabeza me quería decir algo, lo presentía. Dejé que mis sentimientos me llevaran a... ¿El pasillo? Sí, ¿qué se supone que estoy haciendo aquí? Ah, ya veo. Ahí está él. Peter. Sentado en una banca, con una botella de agua mineral en sus manos. ¿Qué hacía despierto a esta hora?
Lo miraba desde lejos, no me atrevía a acercarme a tal sujeto, ni que me fuese a morder. Por favor.
-¿Lali? -preguntó inclinando su cabeza a mi dirección. Mierda.
-Hola -sonreí, intentando parecer lo más normal posible.
-¿Qué hacés despierta a esta hora? -preguntó directo.
-Um, no lo sé. Estoy un poco desvelada -metí mis manos en el bolsillo de mi pijama-. ¿Y vos?
Estoy triste resonó en mi cabeza. Le estoy leyendo la mente, al parecer. Alcé una ceja y me miró confundido.
-¿Qué te pasa?
-Nada, estaba... pensando algo, sí -se me ocurrió.
¿Como se supone que le iba a preguntar por qué estaba triste si en ningún momento me lo había dicho?
-¿Querés hablar un rato? -pregunté y dí un paso más hacía él.
-Dale, sentate.
Me hizo un espacio en la banca, me acomodé como ''chinito'' y lo miré. Me dedicó una sonrisa y preguntó:
-¿Cómo llegaste aquí?
-Yo... me escape, de mi casa -hice una pausa-. Quería conocer el mundo posta.
-¿Nunca saliste antes?
-No, estuve dieciséis años de mi vida encerrada en una casa con mi padre adoptivo. Aún no entendía porque me tenía ahí -claro que lo sabía. Soy una pequeña cosa subnormal-. El punto es que me escapé, y ahora soy prófuga -miré nerviosa y apreté aún más mis puños dentro de los bolsillos-. ¿Vos?
-De pequeño a mi me maltrataban, éramos una familia pobre -por primera vez estaba siendo sincero y tierno, lo notaba en sus ojos. En fin, seguimos-. Trabajaba juntando cartones y botellas, hasta que nació Paula -sonrió, mirando al techo. Cómo si el recuerdo lo alegraba-. Cuando la tuve por primera vez en mis brazos fue... especial. Le prometí cuidarla de lo que sea, yo tenía ocho años, creo. Al otro día, fuí a buscar la plata de un señor que me había comprado algunas cajas de cartón para su negocio y, cuando llegué... -hizo una pausa. Apoyé mi mano sobre su pierna, dándole aliento- Mi mamá se estaba pintando las uñas, y Pauli estaba llorando, en el suelo, muerta de hambre. Me enojé mucho con mi vieja, era una indiferente. Con ocho años preparé un bolso y a la noche me escapé con ella en brazos. Desde pequeño fuí mochilero y protector de mi hermana, en el día caminábamos, corríamos, jugábamos -sonrió-. Hasta que llegamos acá, yo tenía quince años y ella siete, casi ocho.
-Hay algo que no entiendo -dije avergonzada.
-¿Mh?
-¿Por qué sos así? Digo, ¿no?, creído, egoísta. Cuando te ví hablando con Paula esta noche no parecías nada de ella, la mirabas como si fuese una desconocida, ¿no era que habías prometido cuidarla?
-¿Creés que no la cuido? Verás, cuando llegamos aquí, los demás niños se burlaban de ella porque era flaca y sus ropas no eran las mejores que digamos, en esa época el Mandalay no tenía uniformé, era más como un orfanato, algo así. En fin, yo me empecé a juntar con la gente que la molestaba, para hacer que ellos se alejaran, y vayan por otra persona, que no sea ella. ¿Entendés?
-Sí, entonces, ¿sos una persona que no es quien dice ser?
-Exacto. Te voy a pedir que no digas nada, por favor -suplicó.
-Lo que me decís queda entre nosotros -dije con firmeza.
-¿Sabés? Me gustó mucho hablar con vos -sonrió-. Ah, no le hagas caso a Mery, Gastón y Agustín. Sólo están resentidos, y se creen la gran cosa.
-No pasa nada. ¿Amigos secretos? -extendiéndole mi dedo meñique.
-Amigos secretos.
-Bueno, es tarde, me voy a dormir. Nos vemos mañana, AMIGO SECRETO -remarqué y le guiñé un ojo.
-Buenas noches, AMIGA SECRETA -rió y entró a su habitación.
Ahora sí, estaba limpia, y me pude dormir. En paz.

Maratón 1/3 *.* {2 comentarios y sigo(No vale el ''Masss'')}
¿Alguien ON? Seguro que sí, :p ah.

Juli. (@esposmysmile)

4 comentarios:

  1. Que lindo que se allan amigados!!!!!
    Pd:soy nuevaaa

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  2. Juliii soy vickyyyy esta re copada!!! seguilaaaa besosss

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  3. Llegueee tarde pero estoy aca leyendo muy lindo los amigos secretos :)

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  4. BUENISIMO EL CAPITULO, AMIGOS SECREOS , SUENA BIEN

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