Eran las cuatro en punto de la mañana. Lali abrió los ojos
ferozmente y se sentó, algo adormilada, pero a la vez despierta. Se puso sus
pantuflas. Ya era común despertarse a esta hora y supuso que Gastón y Rocío también
estarían levantados, así que salió.
–Qué frío hace –murmuró, ajustando más su bata.
Entró en la cafetería y si, ahí estaban.
–Buen día –les dijeron estos dos a coro.
– ¿Qué hacían?
–Gast, creo que es momento de contarle –le dijo Rocío, tomándole
la mano.
– ¿Contarme qué?
–Nos pusimos de novios –susurró Gastón.
– ¿Enserio? ¡Ay, que felicidad! –exclamó.
Se abrazó a ellos, cundo escucharon pasos y una voz, muy
conocida para los tres:
– ¿Gastón, Rocío, Lali? –preguntó adormilado, restregándose
los ojos.
– ¿Qué haces despierto a esta hora, Peter? –interrogó Lali, acercándose
a él.
–No lo sé, escuche pasos en el p…
No pudo terminar, fue interrumpido por tres pitidos de la
alarma del colegio. Los chicos que ya sabían que significaba, abrieron grandes
los ojos mientras se paraban. En cambio Peter estaba confundido, ¿Por qué
tocaban tres veces el timbre a esta hora?
Gastón y Rocío salieron corriendo. Lali le soltó a Peter un
‘’Luego nos vemos’’ pero al intentar seguirlos el castaño la tomó del brazo:
– ¿Qué es esto?
–Es largo de explicar ahora, cuando vuelva te cuento –decía,
intentando zafar de su agarre–, soltame Peter, tengo que ir.
–Decime que está pasando y te juro que te ayudo, mi amor.
–Tiene que ver con los poderes Peter, es difícil de explicar
ahora pero estuve toda la vida preparándome para esto, por favor soltame –pedía.
– ¿Qué te cuesta explicarme ahora Mariana? –insistía,
atrayéndola.
– ¡No puedo, maldita sea, unos bebes están en peligro,
soltame!
– ¿¡Bebés, que clase de mentira es esta, me estas engañando
ahora!?
–Lanzani, si no me sueltas ahora mismo tendré que usar mi
mente para echarte –lo amenazó.
–Bueno, te dejo ir. Pero estás muy mal en no contarme lo que
te pasa.
–Cuando vuelva te juro que te cuento todo –murmuró, con los
ojos brillosos.
Él la soltó y Lali le dejó un corto beso en los labios, para
luego salir corriendo y bajar hasta el sótano, dónde Paz y los chicos la
esperaban:
– ¿Dónde estabas? –preguntó Paz.
– ¿Dónde estabas? –preguntó Paz.
–Peter que no me quería soltar. En fin, ¿el barco ya llegó?
–Aún no, pero mira… ¿Ves el punto negro que se ve a lo
lejos?
–Sí.
–Sí.
–Es ese, además, el radar lo detectó. Tienen que detenerlo
antes de que llegue al puerto.
– ¿Y como haremos eso? –preguntó Gastón.
–Miren, hay algo que no les dije pero… Ustedes tienen todos
los poderes, pero hay uno en especial que pueden usar con más potencia: Rocío,
el tuyo es el pensamiento, podes leer los pensamientos de la gente a más de mil
kilómetros. Gastón, el tuyo es el aire, podes crear una ráfaga de hasta dos mil
kilómetros por hora. Y vos Lali, la gravedad, podes lanzar objetos hasta el
espacio exterior con el simple hecho de mirarlo. En fin, el plan es este: De
alguna forma van a tener que someterse al barco, se van a esconder. Vos Rocío
vas a tratar de descifrar lo que ellos van a hacer con los bebés o dónde los
van a llevar una vez en tierra o anticipar sus próximos movimientos. Gastón va
a poner el viento en contra del barco, cosa que les cueste más llegar a la
orilla. Y vos Lali vas a mover los obstáculos y si es posible atraer la llave
donde los tienen a todos. Hablando de eso, tienen a todos los bebés en cunas,
en la parte superior del barco.
– ¿Cómo sabes tanto, Paz?
–Me hicieron estudiar el plan desde que me agarraron para
colaborar, fueron años y años. Ahora vayan, una camioneta los está esperando.
Sin decir más, corrieron y salieron por la puerta principal
sin dejar rastro. O al menos eso creían: Peter se escondió tras un árbol y, una
vez que se fueron, los siguió en la camioneta.
Llegaron al puerto, en el camino dentro de la trafic se habían
puesto unos trajes negros que por dentro estaban equipados con diferentes
herramientas.
–El barco va a rozar con esto –dijo Gastón, subiéndose a una
pared–, podemos esperar que pase y saltar.
–Gastón, tenes una compañera que es especialista en gravedad
–dijo Lali, Rocío se rió–. Agarren un objeto, cualquiera, que sea largo y
podamos usarlo los tres.
– ¿Cómo esto? –preguntó Ro, alcanzándole una larga vara.
–Exacto. Ahora agarrense fuerte de cualquier parte, mejor si
uno va en el medio y los otros dos en las puntas.
Hicieron todo al pie de la letra. Lali les hizo sostener el
material bien arriba y, contando hasta tres, saltaron. Ella hacía que el objeto
volara y los llevara por el aire.
– ¿Estas loca, Mariana? ¿Y si no te salía? ¡Nos matabas a
todos en el río! –se quejó Gastón, una vez arriba del barco.
–La cuestión es que ya estamos acá. Ahora escóndanse.
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Juli. (@esposmysmile!