viernes, 11 de septiembre de 2015

NUEVE

Capitulo Nueve
—¿¡Dónde rayos has estado!? —preguntó Marcos, señalando las vajillas sucias y el suelo cubierto de Coca Cola.
—F-fui a buscar algo para el cole-gio —tartamudeó insegura.
Su padre apretó fuertemente sus muñecas, a tal punto que sintió un cosquilleo en las manos, señal de que no le llegaba la sangre a ellas. El miedo se apoderó de ella.
—A ver si nos entendemos… —murmuró él en su oído—. En esta casa, las órdenes las pongo yo. Y si queres salir a buscar un maldito apunte primero se pide permiso. ¿Estamos?
Al ver que Lali no respondía, se alteró aún más.
—¿ESTAMOS? —reiteró.
Sin respuesta, nuevamente. Estaba demasiado asustada como para responderle la maldita pregunta.
—Está bien, si no quieres aprender por las buenas, te lo voy a hacer aprender por las malas.
Ahí fue cuando una mano golpeó contra su mejilla. Veía borroso y casi no tenía fuerzas. Un golpe en el estómago. Dos. Tres. Cuatro. Una pisada de mano. Ahora estaba segura que la estaba cargando, y cuando pudo reconocer el lugar descifró lo que venía. Sintió que su cuerpo rodaba escaleras abajo, y por último un gran portazo. Estaba en el sótano, débil y adolorida.
—¿En que clase de casa vine a parar, eh? —dijo.
Una lágrima recorrió su mejilla derecha hasta caer sobre sus hombros. Con cada movimiento brusco que hacía una nueva parte del cuerpo le dolía. Se hizo un ovillo, y ahí se quedó dormida, en el piso.


—Peter, la cena está lista —le dijo Emi desde el marco de la puerta.
—De acuerdo mamá, ¿Y Eugenia, ella no está?
—Está en su habitación con otra chica. Candela creo que se llama —se encogió de hombros—, me preguntó si podían comer en el cuarto porque está enojada contigo, ¿Qué le hiciste?
—¿Yo? Nada, fue Guillermina…
—¿Es tu nueva novia?
—Sí.
—Deberías controlarte con eso de las novias, Peter. No sé porque Eugenia está enojada y prefiero no saberlo. Y vos, debes aprender a tratar a las mujeres como se debe y no como se te antoje —lo retó suavemente.
—Lo sé, es que soy el chico más popular del colegio —sonrió victorioso—, y el chico más popular debería tener novia.
—Más que chico popular, sos un boludo importante. Te interesa más lo que piensen los otros de ti, que lo de adentro. Así no vas a llegar a ningún lado, hijo.
—¿Qué hiciste de comer?
—Pollo al horno con papas, tu comida favorita —curveo sus labios.
—Gracias, ma.
—Por nada, ahora ve. Come y luego trata de solucionar las cosas con tu amiga, son muy unidos para pelear por una pavada —dijo, mientras abandonaba la habitación.
Se levantó pesadamente, pero antes de bajar miró de reojo el cuarto de Eugenia. Se escuchaba una melodía suave de fondo y algunas risas. Debía pedirle disculpas, a ella y a Lali. En especial a esta última. Se acercó a la puerta un paso. Dos. Tres. Cuatro.
—¿Venías a pedirme perdón? —interrumpió Euge, no había alcanzo siquiera a terminar el pasillo.
—¿Cómo sabías que era yo? —preguntó, a punto de reírse por su reacción.
—Las suelas de tus zapatillas hacen un ruido divertido —rió—. ¿Y bien?
—¿Me perdonas? En nombre de Guillermina te digo eh, yo no hice nada.
—Yo no estoy enojada —carcajeó—. El punto es que a Lali le afectó, a mi me dio un poco de bronca que no puedas controlar a la gata esa.
—Es verdad… En fin, ¿Tenes el número de Lali?
—¿Le vas a pedir disculpas por teléfono, enserio? —suspiró—, pensé que irías a enfrentar la situación de frente, pero bue. Toma.
Le alcanzó un papelito rosa que estaba rasgado. Supo reconocer que la letra no era de Eugenia, sino de Lali. Además de escribir su nombre, en vez de poner un punto en la i puso un corazoncito. Era muy tierna. Debajo había una finita cantidad de números.
—Gracias.
Bajaba las escaleras, mirando la prolija letra de la chica. El papel traía su admirable aroma. Agendò el número en su teléfono, y luego subió nuevamente para dejarlo en uno de sus cuadernos. ¿Por qué hizo eso?
Tal vez, Lali si le interesaba.
Ese día que se conocieron, deseó preguntarle como se sentía. Pero no lo hizo. No se animó a mostrarle su parte dulce. Era un estupido.



Al otro día, Lali se levantó con la horrible sensación de tener que volver al colegio. No tenía ganas, ni fuerza. Le dolía la espalda —por las largas horas durmiendo en el suelo—, la cabeza y el estómago. No había comido nada desde ayer a las cinco de la tarde, más o menos. Tampoco tenía ganas de ir al colegio, hoy hacía mucho calor, pero su cuerpo estaba lleno de rasguños y moretones. No quería que las demás personas la vean de esa manera.
Marcos aún no iba a abrirle la puerta. En parte se lo agradeció, porque quería quedarse allí hasta que todo sane. Aunque no podía, porque esas malditas heridas eran eternas.

«—Por favor, quiero que todo cambie. No quiero seguir así, no puedo. Necesito ser feliz, quiero ser feliz, ¿Tan caro cuesta la felicidad, hoy en día?»

Ese vago recuerdo aún estaba presente. Había pasado más de un mes y nada había pasado. Tenía miedo, miedo de que ese deseo nunca se cumpla, miedo a seguir viviendo así, miedo a vivir

Holaa! Bue, recien me levanto. Anoche me quede hasta las CINCO Y MEDIA esperando #HISTERIA, estuvo buenisssimoo. Habia uans cuantas en mi inicio y fue una total locura, ademas de que puteabamos hasta a la pobre de Lali que no tenia nada que ver, pobre jajajjaja.
En fin, el proximo capitulo es BOMMMMBA, asi que imposible perderselo!!!

Un beso muy grande! Juli.

PD: Aca les dejo el clip para las que no lo vieron!!
https://www.youtube.com/watch?v=shdEAqFskLg

2 comentarios:

  1. Ya lo vi!!!! In cre ible!!! Y diodos q cruel q es marcos!pobre lalita quiero q Pitt descubra ya lo q le pasa

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  2. Quiero que euge y peter se den cuenta de todo lo que le pasa a lali el video estuvo genial lali una diosa como siempre

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