viernes, 19 de junio de 2015

Capitulo 19

La idea era esperar que aca lleguemos a mas de un comentario pero buee, en wattpad ya habian llegado asi que para no subir en un lugar si y en otro no acà les dejo el otro cap!

Esta vez, Gastòn condujo hasta la casa de gobierno. Una vez que llegaron se dirijieron a la puerta:
-Buen dìa -saludò Euge con cordialidad a la mujer de la secretarìa- buscamos a Carlos Espòsito.
A distancia se notò la cara de asustada de la chica.
-¿Para què lo quieren? -fue lo ùnico que se dignò a preguntar.
-¿Podemos verlo si o no? 
-Voy a preguntarle, ya vengo -dijo, y se metiò casi corriendo en su oficina.

***

-¿Què? ¿Amigos de Lali? ¿Me estàs cargando, Sofìa? ¡Obvio que no voy a querer que pasen! ¡No, no y no, deciles que no! Que se vayan, no los quiero ver...
-Señor, Mariana està despertando -interrumpiò uno de los hombres.
-Que no se vaya. Y vos -apoyàndose el telefono nuevamente en el oìdo- deciles que estoy muy ocupados, y si no se quieren ir llamame de nuevo, tengo una forma de sacarlos de aquì. Chau.
Colgò e inmediatamente se acercò a la cama donde habìan puesto a Lali:
-Hola, mi amor... -le sonriò cìnico. 
Abriò lentamente los ojos, pero se encontrò con el techo y las paredes cubiertas de blanco con algùn que otro detalle amarillo. Carlos estaba frente a ella, la estaba mirando. Esto no puede ser verdad.
-¿Què me hiciste, basura? ¿¡Què me hiciste!? ¡Hablà!
-Nada Mariana, nada. Te traje dònde perteneces, acà, el laboratorio, ¿pensaste que te iba a dejar ir, eh? Sos demasiado especial como para dejarte libre -dijo, acercàndose a ella y acariciàndo sus mejillas- A ver, dejame ver esos poderes tan lindos que vos tenès, mostràmelos. Cuànto apuesto a que todo este tiempo los estuviste usando, incluso pra escapar esa noche de casa... ¿mh?
-Sì, ¿y què? Vos mismo me entrenaste -corriò ràpidamente la cara, al ver que Carlos no dejaba de acariciarla. Pero èl seguìa acercàndosele-, las ventajas que me trajo tu entrenamiento... no sabès -riò- tanto que me ayudaste a escaparme, mirà que bien.
-¡Callate, pendeja!
-No me voy a callar nada, ¡AYUDA!

***

-Bien, hagamos esto. Paula, Cande y Gastòn, ustedes van a distraer a esos agentes de seguridad mientras yo y Euge colgamos la soga en aquella ventana, despuès, nosotros subimos y hacemos algo para que vayan todos adentro, y ahì es donde van a correr y van a terminar acà arriba, con nosotros, ¿està bien? -planificò Peter.
-Perfecto -dijeron.
-Bueno, manos a la obra.
Hicieron todo a la perfecciòn. Primero, Cande y Gastòn ''ayudaban'' a Paula, que se habìa ''desmayado'', varios corrieron a ver la actuaciòn, incluso los guardias de las puertas. Ahì fue cuando Euge y Peter lograron atar la enorme soga y subir. Ràpidamente taparon las càmaras de seguridad y fueron al tercer pso, dònde guardaban una gran catidad de dinero: abrieron la puerta y se escondieron al escuchar la alarma. En ese momento, los guardias se fueron y se metieron nuevamente a la construcciòn: Gas, Cande y Pau aprovechron y tambièn subieron. Por ùltimo, se encontraron dònde habìan planeado.
-¿Y ahora? -preguntò Paula confundida.
-Hay que bajar hasta el subsuelo, hay un ascensor, pero està cruzando todo este pasillo, ¿creen que podemos lograrlo? -indicò Euge.
-¿Còmo sabes tanto vos?
-Fuì amiga de Lali desde que teniàmos un mes, hasta compartiamos cuna y todo -riò-, un dìa su viejo la trajo y me trajeron, me dijeron que no dijera nada pero bueee... -se encogiò de hombros.
-Ahora hay que encontrar una forma de salir de acà -dijo Gastòn.
-¿Y si corremos? -propuso Cande.
-No està mal la idea... ¿Es muy largo el pasillo? -le preguntò Peter a Euge.
-No.
-Bueno. Voy a abrir esta puerta para controlar que no haya nadie.
La puerta hizo un pequeño chirrido, Peter asomò la cabeza sobre esta: no habìa nadie.
-Pasillo despejado -dijo-, a la cuenta de tres corremos a la...
-Derecha -dirigiò Eugenia.
-Ok. A las una... a las dos y a las... ¡Tres! 
Se tomaron de las manos y entraron ràpidamente en el ascensor. Paula apretò el botòn que dirigìa al subsuelo y se dispusieron a esperar hasta que llegara a dicho piso.
Cuando llegaron, eran varios pasillos oscuros por dònde debìan pasar, eran muchas divisiones y caminos distintos.
-Creo que sè dònde puede llegara estar, les voy a pedir que caminen con cuidado -advirtiò Euge.
-Està bien.

***

-¡Ya basta Carlos, por favor! -suplicaba Lali, mantièndo los ojos fijos en la jarra que ella misma estaba hacièndo volar- Me estoy debilitando, ¡basta! -gritaba.
-Te lo merecès, por pendeja -fuè lo ùnico que se dignò a decir- Te escapaste, quisiste vivir una vida que nunca vas a tener Mariana, ¡entièndelo de una buena vez!
Estaba sentada en una silla, con las manos atadas por detràs. Habìa una jarra de vidrio sobre su cabeza y la intenciòn de Carlos era que la sostuviera. Si no lo hacìa, el mismo cristal caerìa sobre ella, dañàndola.
-¡Ya no puedo mas Carlos, sacame esta cosa por favor! -suplicaba, mientras veìa como el elemento iba bajando lentamente hacia ella, estaba a punto de caer.
-Señor, hay un grupo de chicos recorrièndo los pasillos -dijo un hombre, asomàndose por la puerta-, ¿què hago?
-Guiàles el camino, esto va a ser divertido -se riò.
-¡No le hagan nada, seguro me deben estar buscando a mì! -gritaba Lali.
-¿Què sabès vos quiènes son? Seguro todos se olvidaron de vos en el Mandalay.
-No creo, ellos no soy asì, no me van a dejar sola.
-Señor -nuevamente este hombre-, identificamos a estos cinco chicos, bah, a cuatro. Una de ellos es Eugenia, y el que no pudimos ubicar es un rubio. Los demàs son compañeros.
-¡Viste, te dije que no se habìan olvidado de mì! -exclamò Lali, aùn sostenièndo el jarrò con todas lasfuerzas que le quedaban: no podìa rendirse ahora.
-Voy a recibirlos -dijo Carlos, paràndose.

***

-Hola, mis amigos -sonriò cìnico, era Carlos-. Hola Eugenia, tanto tiempo, ¿Como estàs, chiquita?
-Dìganme dònde la tienen -se apresurò a decir la rubia.
-Està ahì cruzando aquella puerta -dijo, apuntàndo esta y sacàndo un arma- que nadie se mueva, o acà la van a pasar mal.
-¡Mi amor! ¿¡Estàs bien!? -gritò Peter.
-¡Sii! -se escuchò desde adentro, definitivamente era ella- ¡Pero no creo que pueda aguantar màs, por favor, ayudenme!
-¿Què le estàs hacièndo, basura? -preguntò Eugenia, estàtica en su lugar.
-Oh, ¿les contaste todas las cosas que trae consigo tu querida Lali? -le preguntò, acercàndose a ella.
-¿Cosas como què?
-Como que... ¡Tiene poderes! -gritò a propòsito, para que su ''hija lo escuchara''- si no vengan, miren... -dijo y se colocò tras ellos, apuntàndoles, los hizo caminar hasta dònde estaba la ventanilla.
Claramente se la veìa a Lali, miràndo un punto fijo: un jarròn. Este flotaba sobre el aire de arriba a abajo.
No se tenìan que enterar de esta manera, pensò Euge, mientras los demàs miraban atentamente, y con los ojos bien abiertos.

SE PUDRIO TODO GENTE.

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Juli. (@esposmysmile)

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