miércoles, 12 de agosto de 2015

DOS

Bien, ya saben, este capitulo es sobre un dia comun en la vida de nuestro protagonista masculino, ya veran que èl es todo lo contrario a Mariana!

Capitulo 2: Juan Pedro Lanzani



Eran las cuatro treinta de la mañana. Tenía un dolor en todo el cuerpo. Se dio vuelta y ahí estaba Eugenia, su mejor amiga. Lo último que recordaba era que se había asustado por los truenos de la noche, y por eso acabó con él.
–Euge… Despierta, rubia –la zamarreaba suavemente– ¡Ya despierta! –le gritó/susurró.
–Mh… –esta se removió un poco, y al darse vuelta abrió rápidamente los ojos– ¿Qué pasó?
–La tormenta pasó –murmuró–, debes volver a tu cuarto antes de que tu padre despierte y nos reten –le dijo.
–Gracias por dormir conmigo, Peter –agradeció mientras se ponía de pie–. A las seis te vengo a levantar para ir al colegio –objetó.
No le respondió, simplemente dejó que se fuera. Se removió y nuevamente se hundió en el sueño profundo.
* * *
– ¡Maldito Peter Lanzani, despierta ahora! –gritaba Eugenia, con un vaso de agua en las manos.
–Un rato más, Euge. No me rompas –le dijo de mala gana, volteándose.
La paciencia de la rubio castaña llegó a su fin: tomó el vaso nuevamente y lo vertió sobre su cara.
– ¡Agh, maldita perra, ya vas a venir asustada por los truenos! –amenazó entre carcajadas.
Dejó que se fuera mientras se cambiaba para asistir al colegio: remera verde, pantalones largos azules, medias y zapatos. Todo lo más suelto posible, pues esa era la forma de ir de un popular. Él era Peter Lanzani, el más coqueto, lindo y rudo de toda Rockland School of Arts. Además, bailaba hermoso y era parte de la liga de fútbol, uno de los mejores jugadores. Si bien no era el capitán, era delantero y su pasatiempo en la cancha era meter goles.
Salió al largo pasillo arrastrando la mochila, para después tirarla sobre el sofá y sentarse a comer:
– ¿Cómo dormiste? –le preguntó Emi, dejando la bandeja con su desayuno en la mesa.
–Bastante bien –replicó.
– ¿Escucharon los truenos?
Euge le tiró una mirada cómplice, y ambos rieron levemente.
– ¿Durmieron juntos, otra vez?
–Si, pero no hicimos nada zarpado. Nunca le haría nada a mi media mejor amiga media hermana –se defendió Peter.
–No le digas nada a mi papá –le rogó la ojiverde a Emilia.
–No le diré, ahora vayan, están llegando tarde –dijo, mirando el reloj de la cocina.
Euge y Peter iban al mismo colegio, sus rasgos a veces les hacían creer a la gente que eran hermanos mellizos: tenían un cabello rubio-castaño, ojos verdes, la misma edad y casi el mismo color de piel. De más estaba decir que vivían juntos y eran grandes compañeros. Peter defendía a Euge en todo, y ella lo animaba en cada partido de fútbol con el equipo de porristas, al que ella dirigía.
– ¿Hola?... ¿POSTA? –decía la femenina, entrando en el auto, soltó una risa y siguió: –Boludaaa, no lo puedo creer… Si si, ahora le digo a Peter que me deje ahí… Voy para allá, ¡espérenme!... Listo, chau.
– ¿Quién era? –interrogó Peter, mientras arrancaba el coche.
–Era Luz, dijo que se lo chapó a Elías, ¿Entendes? ¡Le gusta desde tercer grado! –gritaba emocionada.
– ¿Elías Esposito?
–Ese mismo, boludo ese pibe es un potrazo.
–Ehh… Bueno, yo también lo soy –dijo en aires de grandeza, tirándole una sonrisa compradora.
–A mí no me vengas con esa cara, Peter. Soy tu mejor amiga. Ahora llévame a la casa de Luz.
– ¿Van a llegar para la primera clase? –preguntó seriamente, cambiando el rumbo.
–Si, papá. –se burló.
Se detuvo en la casa anaranjada de la amiga y arrancó nuevamente hasta el colegio. Estacionó y su grupo de amigos se acercó hasta él
– ¿Qué haces, man? –le preguntó Agustín.
– ¿Y la rubia preciosa que traes siempre, está enferma? –preguntó Elías.
–Ojo con lo que decís de mi hermanita, eh –lo retó gracioso–, la dejé en casa de Luz, te la chapaste capo.
–Esa piba me tenía ganas, onda, siempre me miraba re enamorada, le di lo que quería –dijo entre risas, estrechando las manos de todos.
–Ay si gor, sos re dioso –rió Agustín.
Fueron tentados hasta la entrada, pasaron por el casillero de Peter y este dejó su mochila entera –prácticamente–, porque ahora tenían la clase de teatro, y para eso solo eran necesarios dos o tres apuntes. El resto del día fue normal, hasta que hora que todos salían, menos él y Elías, que debían quedarse a entrenar.
Comenzaron con ejercicios para calentar los musculos, luego hicieron algunas actividades y, en el tiempo que les quedaba, jugaban un partido. Del cual Peter metió cinco goles. Al terminar el entrenamiento, Elías se acercó a él y dándole suaves golpes en la espalda le dijo:
–Sos un capo, amigo.
– ¿Viste? Y de esa manera las conquisto a todas –musitó, en tono de grandeza.
–Bueno bueno, no te hagas el cancherito. –miró su reloj– Me debo ir, mi hermana está sola en casa y puede llegar a hacer cualquier cosa.
–No sabía que tenías una hermana… La voy a apuntar en mi lista de chicas –rió.
–Ni se te ocurra. Y sí, tengo una hermana, pero es una tarada. En fin, chau Peter –saludó, lo palmeó nuevamente y se subió a su auto.
Peter hizo lo mismo, se puso una campera –ya que esos días eran bastantes fríos– y entró a su coche. Una vez que llegó a su casa, saludó a todos y subió a su habitación a ducharse.
Sonó su teléfono celular y se acercó a ver de que se trataba, un mensaje: «¿Estás en tu casa?»
Sonrió levemente, y se sentó en la cama, aún envuelto por la toalla.
«Sì, y no quieres saber que hay debajo de mi toalla justo ahora, gatita»
Mayra odiaba que le dijeran Gatita, pero viniendo de su parte sabía que con una noche salvaje arreglaba todo. Y de todas formas, May era un gato, como también era su novia del mes. Sí, del mes. Él solo utilizaba a las chicas por un mes, luego las dejaba, pero aún así ellas se le tiraban encima como si fuese un actor de Hollywood. El celular volvió a vibrar:
«Estaré ahí en menos de veinte minutos, mi amor.»
Y era verdad, quince minutos después, escuchó el grito de Eugenia.
– ¡Lanzani, te busca la perra!
Rió por lo bajo, su mejor amiga trataba a todas de perras, pero la amaba, aunque la mayoría de las veces tuviera que terminar sus relaciones por su culpa. Bajó y se encontró con Mayra, peleando con la rubia:
–La otra vez te dije que no me llames perra –le amenazó.
– ¿Y qué sos? –dijo entre risas–, mírate nada más como venís vestida, perra. Besito –fue lo último que pronunció antes de volver a la cocina con Emilia.
En parte, Eugenia tenía razón, la pelirroja llevaba un vestido extremadamente corto y ajustado, tacones altos y la cara cubierta de maquillaje. A pesar de todo, a Peter le ‘’interesaba’’
–Tu mejor amiga es insoportable. Si quieres estar conmigo, aléjate de ella –musitó seriamente.
–Y tú estás malditamente buena –citó.
Sabía cómo sacarle las fichas a su actual novia. Jamás se alejaría de Eugenia. Vio como la cara de la pelirroja se transformó:
–Lo sé –respondió esta, en un tono sensual.
No dudó mucho, la tomó de las manos haciéndola reír de una manera extraña. La besó sorpresivamente y se la llevó, para hacer cosas zarpadas.


Bien, hay un tema de les quiero hablar, es sobre los comentarios. Saben lo importante que es para mi que comenten porque me dan ganas de seguir escribiendo porque se que les esta gustando. Si no voy a tener que volver a poner de neuvo el limite de comentarios para seguir y no quiero, sè que ustedes pueden llegar aunque sea a cinco o seis comentarios, con eso yo me conformo, pero por favor comenten! Son muchas visitas, y uno o dos comentarios. Si no no me va a quedar otra que cancelar la novela y tampoco quiero porque hay gente que si comenta, asi que los demas haganlo, solo cuesta un minuto relacionado a lo que a mi me lleva escribir los capitulos.
¡Las quiero! Juli.

5 comentarios:

  1. Agh, ya estoy odiando a Peter, jajaja. Muy buen segundo cap espero que se encuentren pronto apra ver las reacciones de ambos xq lali es TOTALMENTE diferente a el ah, espero el siguiente cap!

    @nearmyidols.

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  2. Masssss
    Pitt es un mujeriego....no creo q se enamore tan rápido de lali .....solo espero q no juegue con ella

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  3. Dale seguiii me encanta euge todo una idola

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  4. Dale seguiii me encanta euge todo una idola

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